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Ya han pasado tres años y medio desde que el Asistente de Video Arbitral (VAR) tuvo su primera intervención en una competición oficial de la FIFA, el Mundial de Clubes del 2016. Fue el 14 de diciembre de aquel año cuando se cobró un penalti durante el partido Kashima Antlers vs Atlético Nacional por los cuartos de final de dicha competencia. Aquel día los japonenes acabarían imponiéndose para sorpresa del mundo futbolístico con un contundente 3×0, impidiendo entonces que se diera la final soñada por los verdolagas frente al Real Madrid de Cristiano Ronaldo.

Transcurría el minuto 28 del primer tiempo, cuando se produjo una acción polémica dentro del área defendida por el equipo colombiano. Daigo Nishi caía aparatosamente tras una presunta zancadilla de Orlando Berrío. El juego continuó durante algunos segundos, pero finalmente tras una interrupción, fue detenido por el árbitro húngaro Viktor Cassai. El motivo había sido un llamado desde la sala VOR por parte de su colega, y encargado de la herramienta aquel día, el neerlandés Danny Makkelie, alertando sobre un posible penalti en la jugada previa.

Kassai (ya retirado de la actividad profesional), se dirigía por primera vez en la historia del fútbol hacia un monitor para observar una repetición. un ritual que generó toda la expectativa en el estadio de la ciudad de Suita. Luego de revisar la acción un par de veces, el colegiado corroboró la falta de Berrío y señaló el punto penal, sancionando así por primera vez, una pena máxima asistida por el VAR. Aunque después de finalizado el partido se reclamó un posible fuera de juego previo al penalti, la FIFA dejó en claro que el jugador en ningún momento había alcanzado a ir tras la pelota de una manera clara, por lo que no se consideró como una distracción para el jugador defensivo, que en este caso era Orlando Berrío.

Desde aquel día, el fútbol no volvería a ser el mismo.